La Gran Aventura de Mortadelo y Filemon
Director: Javier Fesser
Actores: Benito Pocino,
Pepe Viyuela,
Dominique Pinon
IMDB Punt. 6.1(0)
Dura: 102
Año: 2003
Sinopsis: Al profesor Bacterio le han robado el más peligroso de sus inventos, un artefacto que termina en manos de un dictador bajito, chalado y dispuesto a usarlo de forma criminal. El Súper lo tiene claro: si quiere recuperarlo, no debe contar con sus agentes Mortadelo y Filemón. Cuando éstos se enteran de que la TIA ha contratado a un detective chulesco y fantasmón para resolver el caso, deciden actuar por su cuenta y riesgo, aunque las cuentas las pague el Súper y el riesgo lo corra la humanidad. Javier Fesser es de los cineastas que cuando se embarcan en un proyecto va a por todas. Desde el momento en que decide dar vida a Mortadelo y Filemón tiene algo muy claro: los personajes deben ser idénticos a losdel papel, y la producción tiene que ser colosal, capaz de hacer realidad el mundo del dibujante Ibáñez, con todo lo que eso conlleva: los disfraces de Mortadelo, los inventos del profesor Bacterio, los golpes y porrazos al estilo cómic, las secuencias de acción más disparatadas, los vehículos y artefactos más insólitos, los edificios de tebeo ?incluido el bloque de 13 Rue del Percebe-, etc. Como soporte argumental de todo esto, Fesser y su hermano Guillermo (integrante de Gomaespuma) se ponen a escribir un guión con una historia propia, no basada en ninguna de las historietas de Ibáñez. Los lectores del cómic no van a encontrar ninguna peripecia que hayan leído antes en el famoso tebeo. Javier Fesser ha optado por comenzar de cero, es decir, quedarse sólo con los personajes, respetando sus características principales, recrear la estética que hemos visto tantas veces en forma de viñetas, e inventar un argumento que dé para un largometraje. La película, por tanto, es una fusión entre el cómic deFrancisco Ibáñez, la concepción visual de Javier Fesser y el humor de Gomaespuma. El guión, por fortuna, no es una sucesión de chistes deslabazados. Hay una historia, un buen entramado que da pie a todos los gags (es lo que le faltaba a ?El milagro de P. Tinto?). Todo gira alrededor del DDT (Desmoralizador De Tropas), un invento de Bacterio que es robado del cuartel general de la T.I.A. para ser vendido al malo de la película, el dictador de Tirania, un tipo que la tiene tomada con los británicos. Entre sus delirantes planes está destruir el Palacio de Buckingham para edificar viviendas de protección oficial y hasta construir plazas de parking en la selva del Amazonas. Y no serán los famosos agentes los que recibirán la misión de recuperar el DDT, ya que el Súper contrata a un agente especial del extranjero llamado Fredy Mazas, un tipo que habla varios idiomas y tres dialectos chinos. Pero, por supuesto, Mortadelo y Filemón, a pesar de ser expulsados de la T.I.A. por una de sus operaciones desastrosas, no se van a quedar con los brazos cruzados. Con ese guión se pone en marcha una complicada maquinaria para llevar a cabo una de las producciones más difíciles y ambiciosas del último cine español, con tareas tan arduas como encontrar a alguien que se parezca a Mortadelo. El elegido es el actor Benito Pocino, un rostro que hemos visto en pequeños papeles difíciles de recordar, en títulos como ?Makinavaja? o ?Historias de la puta mili?. Pocino es el equivalente humano de Mortadelo, la cara perfecta para el personaje. Más conocido para el público es Pepe Viyuela, un actor cómico que alcanzó popularidad en televisión y cuya experiencia cinematográfica incluye breves papeles en ?Tierra?, de Julio Medem, ?Una pareja perfecta?, de Francesc Betriú, y ?El milagro de P. Tinto? (la primera cinta de Fesser). Viyuela se convierte en un Filemón convincente, dándole todos sus gestos y comicidad al personaje. El resto del reparto es otro espléndido trabajo de casting, encajando a diversos actores en sus respectivos personajes: el Súper (Mariano Venancio), el profesor Bacterio (Janfri Topera), la secretaria Ofelia (Berta Ojea) y hasta Rompetechos, otro personaje de Ibáñez (en la pantalla es Emilio Gavira, uno de los marcianos de ?El milagro deP. Tinto?). El espectador reconocerá algunas caras conocidas, como la veterana María Isbert encarnando a la madre de Filemón, o a Javier Aller, otro de los marcianos de ?El milagro de P. Tinto?, interpretando aquí a un boxeador llamado Mickey el Gigante. También destaca una pequeña colaboración del inolvidable Luis Ciges, protagonista de la anterior película de Fesser, y que aquí realizó su último trabajo antes de su muerte. Todo el aspecto visual de la cinta es excelente. El mundo deMortadelo y Filemón está recreado hasta en sus más mínimos detalles. Hay planos que están cargados de esos elementos que nos resultan tan familiares (letreros absurdos, una morcilla que cuelga de una cuerda, un caballito de madera en el despacho del Súper, relojes que marcan horas distintas pero sin sentido,...). Sólo falta un ratoncito tendiéndole una trampa a un gato, pero sí tenemos un mosquito creado digitalmente y que protagoniza la primera escena de la película. Un guión que no está mal, los actores más adecuados para estos personajes, una producción soberbia que incluye todo tipo de efectos especiales, un director capaz de orquestar todo esto,... Pero algo falla aquí. Porque uno no se divierte tanto como era de esperar. De hecho, la película no pasa de ser entretenida, se queda sólo en eso, ni siquiera llega al rango de ?muy entretenida? o ?divertidísima?. Incluso produce un ligero aburrimiento en la última parte. Extraño, ¿verdad? ¿Cómo es posible que una cinta que posee elementos tan atractivos se desinfle paulatinamente a lo largo de la proyección? En primer lugar está la acumulación de chistes, habitual en todo el cine de Javier Fesser, y no sólo en ?El milagro de P. Tinto?, sino también en sus cortometrajes ?Aquel ritmillo? y ?El secdleto de la tlompeta? (ambos desternillantes). El universo cinematográfico de Fesser proviene del campo de la publicidad (todo lo que ganaba con su propio estudio publicitario lo invertía en los cortos), con todos los planos cuidados al detalle, unapuesta en escena impecable y todos los medios de producción que hagan falta, sin reparar en gastos. El lenguaje publicitario, con la gran cantidad de información visual que se da a veces en un solo plano, es llevado al cine por Fesser con todas sus consecuencias. Y esto se convierte en un arma de doble filo: por un lado tienes un producto que deslumbra, por otro una película cargada de demasiadas cosas, y en el cine el exceso puede ser tan malo como la carencia, puede producir agotamiento en el espectador. La cinta también se resiente de una pérdida progresiva de la capacidad de sorpresa. Los primeros golpazos que reciben los personajes arrancan la carjada y sorprenden, pero cuando llevas 20 o 30 golpes la cosa cambia y las carcajadas se convierten en sonrisas complacientes. Peor es cuando los chistes se repiten (las veces que un personaje es atropellado brutalmente por un coche, siempre filmados de la misma forma). Otro error es tratar de humanizar a los personajes sacando a relucir la vena dramática de Filemón, con una pincelada de emotividad. La introducción de un momento serio no cuadra en absoluto con un contexto tan irreal como es el mundo en que se mueve la pareja de agentes, ni es posible emocionarnos con personajes de cartón que son inmunes a todo tipo de trompazos. También se contempla la posibilidad de que los personajes mueran, algo impensable en el tebeo y que traiciona al espíritu de las viñetas, donde los personajes se recuperan rápidamente de cualquier accidente. O jugamos al cómic con todas las de la ley o jugamos a otra cosa, no podemos mezclar ingredientes tan incompatibles. En suma: risas, alguna que otra carcajada, y se echa un rato relativamente entretenido. Pero podría haber estado infinitamente mejor.
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